Las hermanas de América Latina están redoblando sus esfuerzos para combatir la trata de personas, una atroz violación de los derechos humanos y una forma de esclavitud moderna. En un reciente seminario realizado en Ciudad de Guatemala y organizado por la Confederación de Religiosas de América Latina y el Caribe (CLAR), hermanas de toda la región se unieron para compartir historias de víctimas y supervivientes, discutir las conexiones entre la migración irregular y la trata, y denunciar la insensibilidad de los traficantes. A pesar de la disminución de casos durante la pandemia, las religiosas advirtieron que la trata de personas se ha refugiado en la clandestinidad, y exigieron mejoras en las condiciones que empujan a las personas a migrar y convertirse en presas fáciles. Igualmente señalaron la responsabilidad de los países receptores que perpetúan los abusos en lugar de brindar ayuda.